viernes, 2 de marzo de 2012

La vocación no tiene precio

Por estos días cuando leo, veo y escucho los discursos oficiales en torno al reclamo de docentes y médicos de la provincia y también de la nación, pienso en mi caso particular: lo importante que está siendo para mi familia el apoyo que recibimos de la maestra de mi hijo que está en 2° grado y que hace poco menos de tres meses tuvo una hermanita. Ella junto al resto de la escuela a la que concurre, no sólo lo están instruyendo con algunos conocimientos, le están brindando apoyo emocional para que él pueda transitar este período de la mejor manera posible.Y ese afecto, dedicación, vocación o como se le quiera llamar, no se la tuvimos que pedir ni reclamar. La brindan desinteresadamente porque llevan en el alma y en el corazón el deseo de servir al otro. Y eso no tiene precio pero sí tiene un valor incalculable.
 Lo mismo sucede con los médicos, pienso en todos los profesionales de la salud que pasaron gran parte de sus vidas estudiando, formándose  deben seguir actualizándose, al igual que los docentes para brindar sus conocimientos a cada uno de sus pacientes o alumnos. En mi caso particular pienso en lo importante que fue para nosotros el profesionalismo del obstetra que atendió el nacimiento de nuestros dos hijos, como así también cada uno de los enfermeros y enfermeras que nos acompañaron y ayudaron con amor por esos días tan especiales que son los previos y posteriores a la llegada de un hijo.
Y entonces inevitablemente me pregunto ¿Cómo puede ser que nuestros gobernantes no entiendan el valor de la salud y de la educación para nuestra sociedad? Pienso que el caso de nuestra familia, es una mínima muestra de lo que pasa a gran escala multiplicado por los millones de habitantes que poblamos este país. Lo paradójico es que después a esos mismos profesionales el mismo  estado que no les asegura las mínimas condiciones de vida, les exige "calidad" aplicada en "cantidad" de alumnos, pacientes, días y horas.
Lamentablemente por los últimos  anuncios que se están realizando desde los gobiernos, siento que estamos viviendo en una sociedad primitiva de estructura piramidal, de esas en las que los poderosos desde lo alto dominaban a sus pueblos oprimidos y esclavizados, y solamente se dirigían a ellos cuando necesitaban renovar su poder ¿ O no se parece el sacrificio que los mayas hacían para saciar la sed de sus dioses a cada acto electoral al cual asistimos cada vez más para habilitar a que nuestros gobiernos nos sigan oprimiendo en lugar de representarnos con honestidad?
Creo que es para pensar y también actuar en función de estos pensamientos reclamando una democracia verdadera, en la cual ningún médico ni docente tenga que cortar una calle luchando por sus derechos mientras sus representantes se otorgan beneficios que difícilmente les correspondan.

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